Chuquiragua, la "Flor de los Andes"

La Cordillera de los Andes tiene una belleza indiscutible. Quizás tenga algo que ver con sus características abruptas y colosales, combinadas con los sutiles colores del páramo. Los Andes tienen todo que ver con los contrastes. La dureza de la roca bajo el cielo azul profundo. El aspecto sedoso de la nieve y los glaciares contrastados con los tonos marrones y rojizos de sus faldas. La forma en que el sol quema la piel y el viento frío y penetrante enfría los huesos. La inocencia de las flores que crecen en ambientes tan inhóspitos, pero crecen con hojas y pétalos cubiertos de espinas. Esto y mucho más es la chuquiragua. Una flor insólita que crece por encima de los 3.000 metros (9.842 pies) y adorna las faldas de las montañas con su intensa tonalidad y forma de fuego. Continúa leyendo para aprender más sobre la extraña y hermosa chuquiragua, también conocida como la “Flor de los Andes”.

Datos sobre la Chuquiragua, la Flor de los Andes

La Chuquiraga jussieui, también conocida como la “flor nacional de quienes escalan la cordillera de los Andes” y la “flor del amor verdadero”, pertenece a la familia Ateracae y es originaria de la sierra de Colombia, Ecuador y Perú. Es un arbusto que alcanza una altura de 1,50 m, con flores de hasta 2 cm. En Cotopaxi se han observado algunos arbustos de 3m de altura. Una de sus características más importantes en realidad no se nota a simple vista. Más bien, se hace evidente en el momento en que alguien intenta cortar una rama o una flor con sus propias manos. Sus ramas, completamente cubiertas por una corteza rugosa y resistente, y hojas pequeñas pero duras y puntiagudas, requieren una maniobrabilidad cuidadosa, al igual que su flor naranja en forma de llama. Esta característica agresiva sirve como mecanismo de defensa de la planta contra los herbívoros. Por esta razón, aquellos que han sido rasguñados por sus hojas y pétalos puntiagudos alguna vez, saben bien que deben usar una navaja de bolsillo o cualquier dispositivo filoso si desean llevarse una a casa consigo. La única especie animal que se ha adaptado para alimentarse de esta planta es el diminuto colibrí Oreotrochilus Chimborazo o Hillstar ecuatoriano.

Beneficios para la salud

Aunque se recomienda no cortar las chuquiraguas porque son una especie en peligro de extinción, son conocidas entre los lugareños de la sierra por sus beneficios para la salud. Sus raíces, hojas y flores tienen propiedades diuréticas y se suelen preparar como un té. La planta también ayuda con las funciones intestinales y hepáticas. También tiene propiedades curativas y antiinflamatorias que ayuda a estimular el sistema inmunológico.

Según la leyenda…

Aunque no se han realizado estudios que confirmen esta historia, se dice que las chuquiraguas solo crecen en las laderas de las montañas macho. ¡Sí, en Ecuador las montañas tienen género! Y muchas personas conocen a varias de las montañas más importantes por su género masculino o femenino, por ejemplo: Mama Tungurahua (madre Tungurahua), Rucu Pichincha (viejo Pichincha), y Taita Chimborazo (padre Chimborazo). También se dice que las chuquiraguas son las flores del verdadero amor, simplemente porque es muy difícil agarrar y conseguir una. Solo aquellos que están verdaderamente enamorados pasarán por la molestia y el dolor de rascarse las manos para darle a su pareja una magnífica chuquiragua.
Si visitas Quito y su imperdible centro colonial Patrimonio de la Humanidad, te recomendamos tomar un par de días para visitar sus increíbles alrededores. Haz Casa Gangotena tu hogar en la capital de Ecuador y familiarízate con las tradiciones del altiplano y los impresionantes paisajes. Y, si desea ver esta hermosa y única flor, diríjase y visite el Parque Nacional Cotopaxi o conduzca más hacia el sur y eche un vistazo al impresionante volcán Chimborazo. Encontrarás esta flor creciendo en sus páramos, dispuesta a hipnotizarte con su hostil belleza.