FLORA DE LAS ISLAS GALÁPAGOS

Flora de Galápagos

Las aves han sido uno de los promotores de la colonización vegetal en las islas. El viento y las corrientes oceánicas también explican cómo la vida vegetal podría haber llegado a las islas, proporcionando alimento a otras criaturas terrestres como tortugas, lagartijas, iguanas, pinzones, y permitiendo que se desarrolle la cadena alimenticia subsiguiente, con animales que finalmente se alimentan de colonizadores anteriores para sobrevivir. Una vida exitosa en Galápagos ciertamente comienza con las muchas plantas que han hecho del archipiélago su hogar.

Las costas suelen estar bordeadas por tres especies diferentes de manglares (blanco, rojo y negro), que han demostrado ser pioneros bastante eficaces. Fernandina, por ejemplo, presenta lechos de manglares a lo largo de lo que de otro modo parecería un terreno infértil para cualquier cosa. Las aves marinas encuentran aquí refugio y así comienza la cadena. ¿Quizás sea más admirable que plantas como el musculoso cactus de lava pudieran conquistar las áreas más áridas y cubiertas de lava, asomando desde enormes rocas impenetrables? Y aún más admirable es encontrar una sola flor blanca que se ha abierto camino hacia la luz a través de las grietas. La historia de la vegetación pionera es tan impresionante como cualquier historia sobre las Galápagos. Crucero Galápagos Islas para apreciar mejor la flora.

 

Otras áreas están cubiertas de Sesuvium, un arbusto similar a una alfombra que durante los despiadados meses sin lluvia en las islas, se ha adaptado a situaciones similares a una sequía, haciendo que el suelo adopte hermosos tonos naranja, rojo y púrpura a medida que las condiciones empeoran. Los cactus, como el candelabro gigante (que también brotan misteriosamente de las rocas) o la siempre presente Opuntia (indispensable para las iguanas terrestres, las tortugas gigantes y los pinzones de cactus) también son fundamentales para la vida en las Galápagos. Sin embargo, a medida que avanzamos hacia el interior, las cosas se vuelven mucho más interesantes. Porque por muy secas y áridas que parezcan las Galápagos en sus extremos, las islas más altas y de mediana edad se tornan exuberantes y tropicales por dentro. Las tierras altas pueden incluso albergar orquídeas y suelen estar envueltas en niebla, un contraste refrescante que ofrece, una vez más, su cuota de mística.

 

 

Los botánicos han dividido así el archipiélago en zonas de vegetación: Árida, Transición y Húmeda, esta última a su vez subdividida en zonas de Miconia y Scalesia (según la especie vegetal que las domine). El espectro floral de la isla crea una variedad fascinante y sorprendente no solo de una isla a otra, sino también dentro de una misma isla.

 

“Cuando retrocedí para enfocar mi cámara Graflex, el espejo se oscureció repentinamente y, al mirar hacia arriba, vi al pájaro aferrado a la lente, picoteando los accesorios de latón”
William Beebe, Galápagos, Fin del mundo

 

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