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Las túnicas moradas, los conos icónicos, los pies ensangrentados y el calor abrasador – todas estas son características de los famosos cucuruchos en Ecuador, vistos únicamente durante la procesión de Jesús del Gran Poder. Para quienes visitan la ciudad provenientes de Norte América, su atuendo puede parecer controvertido dada la historia de otro grupo de seguidores que usaba un atuendo similar. Pero aquí en Ecuador, su vestimenta como tal representa un símbolo de la religión que buscan honrar y las tradiciones que han seguido durante varias generaciones.
HABLA CON UN EXPERTO EN DESTINO
Diego Zapata
Rosa Mena
Sandy Lara
Diego Zapata
Rosa Mena
Sandy Lara
¿Cómo comenzó la tradición de los cucuruchos en Ecuador?
Durante la época colonial en Quito, los pecadores cristianos devotos esperaban afuera de las iglesias del Centro Histórico, se ponían un gran cono morado (conocido como cucurucho) y soportaban los elementos y las duras críticas de los transeúntes que los ignoraban o los criticaban abiertamente. Hoy en día, los cucuruchos recorren las calles del Centro Histórico, pero sólo el Viernes Santo. Los transeúntes (más como espectadores ahora) no los acosan ni los ofenden. A menudo es más un sentimiento de asombro y respeto que emana de cualquiera que se encuentre en presencia de los cucuruchos. La procesión se fundamenta en la reflexión, el lamento y la penitencia y se incorporó oficialmente a los eventos que se realizan durante la Semana Santa en Quito allá por 1961.
¿Quién porta el cucurucho?
En muchos casos, los cucuruchos son hombres comunes y corrientes (y por lo general son exclusivamente hombres. Las mujeres suelen disfrazarse de “verónica”, representando a la mujer que limpió el rostro de Jesús con un paño mientras cargaba su cruz) que buscan enmendarse y comenzar una vida libre de pecado. Es una escena que nunca deja de sorprender y captar la atención de los espectadores, ya que es un evento increíble de presenciar.
Algunos lo ven como una forma de confesión significativa, quizás incluso más catártica. Los participantes de la procesión suelen recomendarla a amigos y familiares como un acto que ayuda a reafirmar su fe. Muchos ven como un honor poder participar en un evento así, ya que la capacidad de sentir arrepentimiento es uno de los mayores valores de la religión cristiana, lo que permite a los seguidores reconocer sus errores y pedir perdón. Presuntamente, el origen de la procesión tiene sus raíces en el hecho de que Jesús tuvo tentaciones antes de morir. La conexión aquí es que todos los hombres detrás de las máscaras también fueron tentados a lo largo de su vida, de alguna manera, pero es el arrepentimiento y el perdón de Dios lo que finalmente triunfa sobre todo mal.
¿Qué sucede?
Cientos, sino miles de cucuruchos recorren las calles el Viernes Santo.
El cono simboliza la humildad mientras que el color morado representa la penitencia. Los cucuruchos caminan por las calles completamente descalzos, cargando cruces (a menudo talladas por ellos mismos) en la espalda o arrastrándolas, y estas suelen estar encadenadas o amarradas a los mismos portadores. Todo el camino pretende ser largo y doloroso. La flagelación es una ocurrencia común, a menudo realizada con ramas de ortiga, con la inclusión de sangre falsa para lograr un efecto dramático, ya sea en sus cuerpos o en sus sienes mientras usan su corona de espinas falsa (o, a veces, incluso real). La procesión comenzará al mediodía del 14 de abril y no hay mejor lugar para ver este evento que desde el balcón de Casa Gangotena que ofrece los mejores paisajes del Centro Histórico.
Javier Garcia
Eduardo Silva
Carolina Escobar
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